EXPRESIONISMO
Suele entenderse como la deformación de lo real para reflejar el contenido subjetivo del ser humano, es decir: en vez de copiar lo real fielmente, como proponía el realismo, o de copiar un vistazo del mismo (una “impresión”) como el impresionismo, los expresionistas preferían moldear la realidad hasta hacerla reflejar aquello que se encontraba dentro de ellos: obtener una “expresión” de su subjetividad.
El expresionismo surge durante los primeros años del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial y en medio de las llamadas “Vanguardias históricas”. En esta época se gestaba el rechazo a la filosofía positivista, una doctrina de pensamiento racionalista que deposita su fe en el progreso y el avance científicos como conductores de la sociedad, lo cual se tradujo en una atmósfera de pesimismo, crítica y pérdida de valores humanos, que el expresionismo supo bien reflejar.
Esta atmósfera sólo empeoraría luego de la Primera Guerra Mundial y el expresionismo ampliaría sus horizontes al cine y el teatro, convirtiéndose en un movimiento bastante central en el imaginario de la época. Esto duraría hasta la Segunda Guerra Mundial, pues sería catalogado por los nazis como “arte degenerado” y vinculado al comunismo; aunque resurgiría brevemente en los Estados Unidos como expresionismo abstracto.
Si bien en el expresionismo se dieron cita numerosos artistas de estéticas distintas, siempre predominó en el movimiento la preocupación por el contenido subjetivo de la obra por encima de la armonía y el parecido con la realidad de sus formas. La importancia se concedía a la visión “interior” del artista y no a la imitación de la vida cotidiana.
Sus inicios se dieron entre dos grupos de artistas alemanes: Die Brücke (“El puente”) y Der Blaue Reiter (“El jinete azul”). Ya entonces se perfilaban el color, el dinamismo y las sensaciones como los grandes recursos de esta tendencia pictórica.
La arquitectura expresionista se cultivó particularmente en Alemania, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Austria y Checoeslovaquia, fuertemente influenciada por el modernismo y por la crítica al funcionalismo, al cual acusó Paul Scheerbart en su ensayo Arquitectura de cristal (1914) de carecer de artisticidad.
Esta tendencia aprovechó la fabricación masiva de la época de distintos materiales de construcción como ladrillos, aceros y vidrios, para ampliar sus posibilidades y experimentar con perspectivas utópicas y formas más osadas, a menudo incursionando en ciertos excesos estilísticos.
En el expresionismo, la escultura consistió en una ruptura individual de las formas tradicionales de esculpir, más que en una tendencia uniforme. Hacia 1920 ésta derivó más que nada en el abstraccionismo, en pos de una liberación de las formas que brindara plenitud a la expresión artística.
La literatura del expresionismo abrazó más que ninguna otra forma de arte la crisis del vacío existencial imperante en la sociedad de la época. Ésta se plasmó a través de indagaciones en la enfermedad, la locura y la deformidad, que a menudo condujo, a un absurdo existencial.
La narrativa expresionista se dividió fundamentalmente entre una vertiente experimental y reflexiva, más dada a lo abstracto y lo subjetivo, y otra naturalista y objetivizadora, surgida como reacción. El punto máximo de esta tendencia lo constituyó la aparición de obras ilógicas, laberínticas, como la de Franz Kafka.
En poesía se asumió la estética de lo feo y lo grotesco, lo deforme y la expresión firme que no se ciñe a reglas gramáticas o estilísticas. Se mantuvo la métrica y el soneto, aunque también apareció el verso libre.
Y la dramaturgia expresionista abandonó la representación realista del naturalismo y pretendió hacer del teatro un medio para renovar ideológica y filosóficamente al público. Así, se emprendieron obras de temáticas muy libres, con mucho desapego por la lógica y una abundante carga de angustia, desesperación, soledad y sufrimiento en sus personajes y situaciones.
Otro ámbito destacado del expresionismo fue la música, en la cual vieron la oportunidad de crear un lenguaje despojado de palabras y sentidos verbales, una ruta directa y auténtica hacia la subjetividad del artista.
Por ende, se pretendió liberar a la música de su tonalidad y de reglas y convenciones, dejando que reflejara el estado anímico del artista más que otra cosa y dando cabida así al nacimiento de la música dodecafónica. Esta última es una escala musical inspirada en los doce tonos de la escala cromática, empleados en series, desordenadamente, pero sin repetir una sola antes de que haya sonado toda la escala.
La danza, la ópera y sobre todo el cine recibieron la influencia del expresionismo, que las liberó de convenciones formales y permitió la exploración más libre de los sentimientos expresados.
En el ámbito del cine, sobre todo, el expresionismo alemán produjo obras notables, echando mano a temáticas sombrías y representaciones oníricas, surrealistas, cuyos escenarios eran más semejantes a una pintura que a la realidad misma, deformándose según las necesidades expresivas de la trama.
Pintura: Otto Mueller, Georges Rouault, Paul Klee, Vasili Kandinski, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Piet Mondrian, Hans Arp, Max Ernst, Karl Hofer, Franz Marc, Egon Schiele, Oswaldo Guayasamín, entre muchos otros.
Arquitectura: Bruno Taut, Walter Gropius, Erich Mendelsohn, Hans Poelzig, Hermann Finsterlin, Fritz Höger, Hans Scharoun y Rudolf Steiner.
Escultura: Ernst Barlach, Wilhelm Lehmbruck, Käthe Kollwitz, Bernhard Hoetger, Renée Sintenis, Jacob Epstein y Antoine Bourdelle.
Literatura: Franz Kafka, Thomas Mann, Alfred Döblin, Gottfried Benn, Ramón María del Valle-Inclán, Camilo José Cela, Georg Trakl, August Stramm, Bertolt Brecht, Max Reinhardt, entre otros.
Música: Arnold Schönberg, Alban Berg, Anton von Webern, Kurt Weill.
Cine: Robert Wiene, Paul Wagener, Fritz Lang, Ewald André Dupont, Robert Siodmak, entre otros.
Fuente: https://www.caracteristicas.co/expresionismo/#ixzz5L4CuPO6e
El expresionismo surge durante los primeros años del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial y en medio de las llamadas “Vanguardias históricas”. En esta época se gestaba el rechazo a la filosofía positivista, una doctrina de pensamiento racionalista que deposita su fe en el progreso y el avance científicos como conductores de la sociedad, lo cual se tradujo en una atmósfera de pesimismo, crítica y pérdida de valores humanos, que el expresionismo supo bien reflejar.
Esta atmósfera sólo empeoraría luego de la Primera Guerra Mundial y el expresionismo ampliaría sus horizontes al cine y el teatro, convirtiéndose en un movimiento bastante central en el imaginario de la época. Esto duraría hasta la Segunda Guerra Mundial, pues sería catalogado por los nazis como “arte degenerado” y vinculado al comunismo; aunque resurgiría brevemente en los Estados Unidos como expresionismo abstracto.
Si bien en el expresionismo se dieron cita numerosos artistas de estéticas distintas, siempre predominó en el movimiento la preocupación por el contenido subjetivo de la obra por encima de la armonía y el parecido con la realidad de sus formas. La importancia se concedía a la visión “interior” del artista y no a la imitación de la vida cotidiana.
Sus inicios se dieron entre dos grupos de artistas alemanes: Die Brücke (“El puente”) y Der Blaue Reiter (“El jinete azul”). Ya entonces se perfilaban el color, el dinamismo y las sensaciones como los grandes recursos de esta tendencia pictórica.
La arquitectura expresionista se cultivó particularmente en Alemania, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Austria y Checoeslovaquia, fuertemente influenciada por el modernismo y por la crítica al funcionalismo, al cual acusó Paul Scheerbart en su ensayo Arquitectura de cristal (1914) de carecer de artisticidad.
Esta tendencia aprovechó la fabricación masiva de la época de distintos materiales de construcción como ladrillos, aceros y vidrios, para ampliar sus posibilidades y experimentar con perspectivas utópicas y formas más osadas, a menudo incursionando en ciertos excesos estilísticos.
En el expresionismo, la escultura consistió en una ruptura individual de las formas tradicionales de esculpir, más que en una tendencia uniforme. Hacia 1920 ésta derivó más que nada en el abstraccionismo, en pos de una liberación de las formas que brindara plenitud a la expresión artística.
La literatura del expresionismo abrazó más que ninguna otra forma de arte la crisis del vacío existencial imperante en la sociedad de la época. Ésta se plasmó a través de indagaciones en la enfermedad, la locura y la deformidad, que a menudo condujo, a un absurdo existencial.
La narrativa expresionista se dividió fundamentalmente entre una vertiente experimental y reflexiva, más dada a lo abstracto y lo subjetivo, y otra naturalista y objetivizadora, surgida como reacción. El punto máximo de esta tendencia lo constituyó la aparición de obras ilógicas, laberínticas, como la de Franz Kafka.
En poesía se asumió la estética de lo feo y lo grotesco, lo deforme y la expresión firme que no se ciñe a reglas gramáticas o estilísticas. Se mantuvo la métrica y el soneto, aunque también apareció el verso libre.
Y la dramaturgia expresionista abandonó la representación realista del naturalismo y pretendió hacer del teatro un medio para renovar ideológica y filosóficamente al público. Así, se emprendieron obras de temáticas muy libres, con mucho desapego por la lógica y una abundante carga de angustia, desesperación, soledad y sufrimiento en sus personajes y situaciones.
Otro ámbito destacado del expresionismo fue la música, en la cual vieron la oportunidad de crear un lenguaje despojado de palabras y sentidos verbales, una ruta directa y auténtica hacia la subjetividad del artista.
Por ende, se pretendió liberar a la música de su tonalidad y de reglas y convenciones, dejando que reflejara el estado anímico del artista más que otra cosa y dando cabida así al nacimiento de la música dodecafónica. Esta última es una escala musical inspirada en los doce tonos de la escala cromática, empleados en series, desordenadamente, pero sin repetir una sola antes de que haya sonado toda la escala.
La danza, la ópera y sobre todo el cine recibieron la influencia del expresionismo, que las liberó de convenciones formales y permitió la exploración más libre de los sentimientos expresados.
En el ámbito del cine, sobre todo, el expresionismo alemán produjo obras notables, echando mano a temáticas sombrías y representaciones oníricas, surrealistas, cuyos escenarios eran más semejantes a una pintura que a la realidad misma, deformándose según las necesidades expresivas de la trama.
Representantes del expresionismo
Un breve listado de los principales autores y artistas del expresionismo incluye a:Pintura: Otto Mueller, Georges Rouault, Paul Klee, Vasili Kandinski, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Piet Mondrian, Hans Arp, Max Ernst, Karl Hofer, Franz Marc, Egon Schiele, Oswaldo Guayasamín, entre muchos otros.
Arquitectura: Bruno Taut, Walter Gropius, Erich Mendelsohn, Hans Poelzig, Hermann Finsterlin, Fritz Höger, Hans Scharoun y Rudolf Steiner.
Escultura: Ernst Barlach, Wilhelm Lehmbruck, Käthe Kollwitz, Bernhard Hoetger, Renée Sintenis, Jacob Epstein y Antoine Bourdelle.
Literatura: Franz Kafka, Thomas Mann, Alfred Döblin, Gottfried Benn, Ramón María del Valle-Inclán, Camilo José Cela, Georg Trakl, August Stramm, Bertolt Brecht, Max Reinhardt, entre otros.
Música: Arnold Schönberg, Alban Berg, Anton von Webern, Kurt Weill.
Cine: Robert Wiene, Paul Wagener, Fritz Lang, Ewald André Dupont, Robert Siodmak, entre otros.
Fuente: https://www.caracteristicas.co/expresionismo/#ixzz5L4CuPO6e
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